Volví. Y no sé por qué lo hice.
No tengo respuesta a mis propias dudas.
Volví sin pensar, sin saber,
tan sólo sentir un impulso a contar
para contarte a ti.
No hubo propósito previo,
ni preconcepto, ni meta, ni objetivo.
Hoy replanteo las consecuencias nulas
de un monólogo sostenido en nada.
Si el tiempo vale, qué vale el tiempo perdido
en respuestas sin preguntas?