No tengo muro donde escudarme,
ni ímpetu para negarte.
Has llegado a mí sabe quién por qué casual
cruce de encadenados,
confuso azar trastornado.
Tira de la madeja, deslíame este embrollo
hasta dejarme suelta
sin hilos ni palabras que me aten a ti.
Porque no lo que tú sientes yo quiero,
sino lo que me digo cuando te huyo
y me rompo en tus manos, estas letras
de juicio perdido por amado.