domingo, 8 de marzo de 2015

Escribir a buzón sin voz





Releer, entender que no deben haber preguntas
cuando no se espera recibirlas. 
Girarse al pasado,
darse cuenta de su ausencia de respuesta 
como prueba de fe de su apatía, 
cuando ya no forma parte de tu día. 
Aprender de la experiencia, 
chocar con el absurdo de haber vivido 
la espera que ofrece el vacío.
Releer, 
sabiendo que no volverás a colgar tus folios 
de unas pinzas que no te sujetan.