No me niegues la palabra.
No te la niegues.
No te encierres, habla.
No dejes que muerda la lengua el sonido
que huye de la oscura cueva.
Yo empujaré cuando la de vos no arranque.
Quisiera no irme de nuevo, ya caí muchas veces.
En la gruta del silencio
perdí la traza continua de aprendizaje.
No te me pierdas ahora,
me da igual quien seas,
siempre me dieron igual la capa y el sombrero,
qué importa eso,
si aquí nos leemos dentro
más allá de nuestras propias circunstancias.
Si no me/te encuentro, me pierdo,
y perdida no hallo palabra
que nos describa.