lunes, 13 de febrero de 2012

Sueños delirantes



Era una noche preñada de olivos
sobre un jardín de olivas negras.





Un coche mal puesto, una puerta silvando,
salí; y al volver me habían profanado
el bolso, las llaves y tus letras.

Fui a recogerte y me vi en el agua
nadando en la furia del fondo marino
engullendo mi coche, mi cuerpo, las llaves.

Y lo peor fue verte a lo lejos
jugando alegre sin prestarte a salvarme.
Despierto aturdida en un mar de angustia.