jueves, 22 de mayo de 2014

Sigo, sigue. Sigamos.




Has dejado escurrir por mis veredas
las sombras de hervor enarbolado
sin exteriorizarte.
Las vertientes subterráneas 
abiertas de asombro 
siguen su camino 
ocultas en aguas impasibles;
la quietud rota bajo el suelo
remueve la entraña de la tierra
a falta de su temblor.
Humedales de flores estrelladas
rezuman toda la paciencia
que me has enseñado a atesorar
sin juzgar lo ajeno , en lo propio
como coste de oportunidad
enamorada en tu ausencia de ti.