Continua la traza de los quise y siento, sea en el cuento o en silencio. Hay un nido de cotorras plantado en las ramas que picotean entre blancos y violetas la piel de su imaginario.
Entre dos mundos convive adaptada al sustento; de vez en cuando arremete contra las vainas que interceptan expresiones calladas, otras se revuelca con gozo en el chasquido estridente de la rabia ajena.
Entre dos mundos convive adaptada al sustento; de vez en cuando arremete contra las vainas que interceptan expresiones calladas, otras se revuelca con gozo en el chasquido estridente de la rabia ajena.
Hasta que no puedan arrancarse los pensamientos, no te conocerán, causa en flor.