
(grabación de voz)
Un
perfume derramado en el mueble
abierto por arte de Egipcios
forma un lago rojizo sobre el
barniz;
resbala y no cala, resbala y
crece
y me atrapa con su piel de
musgo.
El cuerpo es piel de alga,
algas que día a día pierden
verde
y ganan marrón.
Piel de alga y carne
escamas
exento de suavidad;
algas añejas, se escurre el
verdor
por cada gota de amor perdido.
Allí perdí la batalla
años a,
y aquí no sé bucear para evitar
tu tizne profundo.
El diario sigue su ritmo de
bicicleta sin pedales
a rumbo de inercia, empujado
por los quehaceres,
facturas y obligaciones.
Anestesia. De bicicleta, nariz
y algas
tus efluvios por la estancia,
se adentran,
y la conciencia en tus vapores
se pierde.
El comedor apesta a Opium.