miércoles, 2 de septiembre de 2015

El blanco y el verde o al revés, según se mire





De ese blanco y verde 
mezclado en perfecta armonía,
me quedo con la puesta de blanco al paladar
lejos de la calidez presupuesta 
de un mantel de tela bordado
y más cercana 
a un iceberg disfrazado de volcán.
Una buena forma de definir un prejuicio verdiblanco universal.


Luz de sol sobre la costa






No sé si fue el azar
el que puso tu aguijón de almadraba
sobre el cocodrilo febril de sol
bajo mis  piernas
o fui yo la que intentando huir 
del tedio soleado sobre la arena
la que se interpuso entre ambos.
Una premonición.
Antes de los últimos adioses
las tizas deslumbran sobre sus sombras,
las aspas de los molinos rozan la arena
y refrescan al ganado que pasta con ellos
resguardado bajo sus brazos de aire,
las algas se balancean
y tropiezan con mis dedos
enredándose por segundos.
Todo, unos minutos antes
de recibir tu picadura.

Miradas con y sin retorno,
como letras y latidos
que perdidos hace más de cinco años,
los que tiene este blog,
pueden aún encontrarse.