domingo, 19 de septiembre de 2010

Nos vimos y no nos cruzamos aparentemente


















No me viste, yo te he visto
esta tarde,
a espaldas ajenas y de espaldas,
aún lo hace más intrigante y esquivo,
salvaje y discreto, sin cruzar mensajes
sin tocarnos bajo el mismo foco.



Viéndote, viéndome, viéndonos y mirándonos,
desnudando puertos, derrivando anclajes, desmontando cercos,
atravesando fronteras, cruzando puentes, tirando puertas,
y todo sólo por tocarte con la mirada a oscuras,
sin tocarnos, debajo        
del mismo foco.

Llagas




Una mirada interior, basta
para observar sus llagas
sangrar
a fuerza de trazos
en imagen;

de imágenes
empuñadas por la mano
y su pulso de ego.


Palabras, sólo palabras
intentos limados
de perforar su contorno
en la inexistencia
del corazón postrado
que contempla
en el silencio de las sombras.


Quizá sea mejor
beber
de las heridas
y dejar
que la sangre se deslice
y se pierda en los extremos
sin dejar
empaparse las manos.


Es hora de quitarse los clavos.



Tulipanes amarillos
















Aquella segunda noche, Péidé
me preguntaste
los trazos de mi nombre.
Y yo, frente al cielo de tu iris,
temblé.


El tiempo, por unas horas,
acunado en tulipanes amarillos
durmió embriagado de pijiu.


No hicieron falta versos en tus labios
ni manos en teclados
para regar de poesía los zoulu
que dejamos a un lado :
Los ideogramas lo hicieron por nosotros.