Hoy, mientras andaba en modo anodino,
unos pasos antes de cruzar las palmeras,
mi cuerpo se detuvo a escuchar su llamada:
silbidos y bullicio de vuelos en ramas,
las alas cruzadas de saltos en vuelo.
Y recuerdo, graznidos, mis cantos secretos,
todos esos versos grabados en tu tronco,
y tú, siempre esquivo, ajeno a mi llamada
cuya nota en llama viajaba a tus sentidos.
Al despiste, el sentimiento andaba por las ramas
mientras tus ojos escrutaban otros senderos,
que no los míos.