Y otra vez, volví a toparme con tus hilachas;
el seto quedó liberado, y los pinos, de tus nidos copados,
lucen tus cadáveres contigo incluída.
Volaste demasiado alto , araña,
en tus cumbres quedaste sepultada,
envuelta en la crisálida,
atrapada por las huevas, entre mantas de seda.