Un discurso inverosímil
lleno de recuerdos extraviados
por tus caminos de espacio.
Alguna mención aviva
el posible
seguida por imposibles.
Y más allá, tu parada
al lado de la suya
quién sabe cuando ni como.
Porque nadie muere por la memoria,
muere tan sólo sin ella
dentro de un nosotros para siempre.
A mi querido amor, mi flor perdida.