Sostienen las hojas manojos de letras.
Se sostienen por las ramas, a punto de troncharse
subterfigio del hastío, pesan sus mensajes
no se aguantan en sus cuerpos tullidos estrellados
una tarde de estío donde nada se sabe de cierto.
Un verso perdido se cae por el costado. Es prosaico.
Abatido se desplaza por la línea del sol hasta la frase.
"y tú qué sabes, mi amor!", le dice herido.
Es sencillo hablar si no se siente el peso de las emociones
si no sientes el aire, si para ti no es nada.
La base es aire donde nacen las creaciones
hasta irse de frase por las ramas;
así fue como el verso afrontó el primero la caída
y vio que tras el golpe, el suelo es sólo un comienzo.