No sé si estas líneas son poco más
que el peso de la perspectiva del tiempo.
Ni tan siquiera sé si este espacio
ocupa más que un espacio personal
pendiente.
No es cierto que el tiempo da temple
a las llamas fratricidas de un ente inexistente.
No se apaga el fuego que se apega
sin que nadie le diese la bienvenida.
Estos días surgió una galleta de la suerte
que predijo una certeza trabajada:
"todo tu trabajo dará por fin su fruto."
Fue de cierto un día del presente.
Un azar que tocó su propia lotería
a golpes de esfuerzo y calma.
No se sabe aún si es de la agraciada.