"Apoyé la cabeza en el suelo y me quedé dormida.
Aquella noche tuve un sueño: soñé con Ohri. Pero en aquella ocasión no había cabañas ardiendo ni un joven fayu pidiendo ayuda. Soñé que había vuelto a la jungla, que estaba sentada en el tronco que había delante de nuestra casa y que contemplaba la belleza de la selva. De repente, vi a Ohri frente a mí, grande y fuerte, con una sonrisa acogedora en su rostro. Se sentó a mi lado, me cogió la mano y dijo solamente una frase: "Nunca te he abandonado"."
Sabine Kuebler, "la niña de la jungla".
Aunque pudo parecer
sólo un fragmento de momentos
compartidos durante un paréntesis,
te desprendiste de mi mano
para acoplarte en mis pasos.
Donde el amor
camina inseparable a nuestro lado
a ritmo de fe.