sábado, 8 de enero de 2011

08/1/2011 -Enero, un año más, un avance.

Si los libros dicen sobre tí.

Si los libros dicen sobre tí evitar dar noticias sobre enfermedades familiares, por qué no solo me dan la noticia, si no que me dejan convivir con la Sra. Alzheimer a diario?. Es que no saben que nadie se hará cargo de tí si falto yo?. Hasta en recibir ayudas estás detrás de las personas mayores cuya única patología es la vejez.
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Como surgida de las entrañas del océano, se me disipó el sueño que me tenía sumergida hace unos minutos con Morfeo, tras la lectura de un libro acerca de depresiones y otras hierbas.

Un avance, no positivo, sí esperado, predecible, previsto, probable. El Sr. Alzheimer ya no duerme en pijama, se desvela de madrugada y se viste con chaqueta y botas incluídas, tumbándose encima de la cama rehecha y con la luz encendida; esta escena ya se ha convertido en un auténtico hábito, así como la cada vez más frecuente descoordinación; hace tres días casi se ahoga sacándose el jersey, hoy ha estado un buen rato intentando meterse un jersey por los pies, hasta que la he descubierto y ayudado. También ha estado a punto de tirar la servilleta sucia (es inevitable por más que cada día le decimos "mamá, deja el plato, deja los cubiertos, no limpies la mesa con las manos, etc..) por el balcón, un buen basurero amplio y al aire libre.

También empieza a acusar ciertas manías con ciertas personas y recoger cualquier cosa que se encuentra delante suyo, esté o no esté bien ubicada. Ni qué decir sobre el desorden de su ropa o sus manías con los papelitos, por supuesto no ha mejorado. Se convierte en rutina investigar su habitación, esconderle las bragas, reordenarle los calcetines y, ante todo, olisquear como un gato su habitación para descubrir sus escondrijos así como otras prendas ocultas; me causa cierta risa irónica el que últimamente coge los frascos de colonia y los gasta a raudales sobre la ropa sucia, especialmente las bragas, para ocultarlas a mi olfato, cuando justamente su penetrante olor rápidamente me lleva al lugar de la sospecha donde guarda el premio. Pero lo peor es que la última nueva costumbre adquirida, es la de mojarse el pelo, ella lo llama "lavarse la cabeza" justo a la hora de irse a dormir, con lo cual, la lotería de pillar un auténtico resfriado este invierno se multiplica.

Su nivel de nerviosismo también va en aumento, necesita realizar algún tipo de actividad, pero cuál? una plancha es sumamente peligrosa; obviamente, ya no plancha, pero el problema no es que estropee la ropa, sino que no queme cualquier otra cosa, como el mantel que el pasado verano encontramos quemado al dejarla sola una hora en la que salimos a comprar, cuando yo estaba en un estado bastante deplorable.

Lo dicho: una depresión , según dicen todos los manuales, para curarse, necesita que el ambiente sea propicio. Me pregunto qué pasaría con ella si a mí me inhabilitasen . Supongo que al Estado no le interesa, ya que alguien tendría que hacerse cargo. Quizá sea por eso que las ayudas no llegan. Mañana será otro día. Buenas noches.
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