lunes, 9 de septiembre de 2013

Palabras consentidas






Cuando la palabra detenida no muestra sus remiendos porque se cuestiona los motivos, no existe boca que la muestre, manos que la tejan ni ojos que la escriban. 
Dónde te fuiste desde la huida de tu maestro, a qué te dedicaste desde el bloqueo de tu caudal por los valles que te abrieron camino?. No lo sé.
Pace la gaviota tumbada sobre la roca, hiere su aroma a cuerpo descosido de la vida, duele el hueco antaño compartido abandonado a sus olas de razones absurdas. Yacen sus sentidos liberados a su eterno silencio sin retorno.
Tú, que nunca diste consentimiento más no opusiste obstáculo a su obstinada ilusión de creerse nosotros, dónde crees que irás ahora que tus alas plegadas sobre la piedra asienten el peso de la certidumbre solitaria?.