Tienes el don
de aparecer cuando la palabra se está ahogando
sin pronunciarme.
Y del mismo modo, Guadiana,
vuelves a tu cauce del inicio.
Tú sabes de mis ríos interiores,
has visto el reguero en tu sendero
como yo,
y has sentido cómo arrastran
hacia los ramajes llenos de espinas
suavemente, con el aire
que habita todo el espacio
y empuja aún más a sus bordes.
Permanece, no dejes
que las ramas me atrapen.
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Foto: B.G.F. |