Confusión.
Creí en la otra imagen del mismo cuerpo
sin vestido frente al público,
y mantuve esa premisa
alimentada de cientos de indicios
desde el inicio de las coincidencias.
No sé si me ha cambiado
el ángulo de mira
o me resulta indiferente tu pliegue.
El propio cuerpo impera
en su única desdicha crédula:
la sensibilidad.