martes, 18 de septiembre de 2012

Nana a mi niña del mar




Mi niña marina,

me pregunto si el mar te trata bien.

Echo de menos tu agua para compartir 

nuestro oleaje

donde nuestros quebrantos

se difunden con las rocas del acantilado.

Dormir en tus olas de gaviota.

Sentir

que el viento brinda al horizonte

su manto de aire

para volar al infinito del océano.

En el fondo de tu piel hay vida,

allí te hallas

alimento de fe en colores para peces,

dándote.

Aunque nadie nos cree, 

ni nos importa que así sea.