miércoles, 26 de junio de 2013

En su vista extraordinaria




Desde el poblado ibérico las vistas son ordinarias salvo en su magnitud: concentración de cuevas cobijo de almas frente a la intemperie pintadas de humo y gomas gastadas, 

nada particular que cualquier otra urbe del mundo no posea, 

de no ser por unas vistas contempladas desde un montículo con un entorno privilegiado, donde siguen en pie pasadizos y muros de antiguas habitaciones que datan de más de 2.500 años. 



unas sobre otras
sostenidas
en la bruma del tiempo.


La vieja civilización de piedra observa sin catalejos los nuevos laberintos agolpados sin espacio.