Si me preguntas por aquel sauce del jardín, te diré
que sus raíces son perennes.
La tierra y las hierbas, flores y matorrales
le hicieron una grieta a medida
donde posar sus tristes carnes escamadas,
sus muñones carcomidos, su piel herida,
sus venas rotas y entumecidas.
Atrás quedaron aquellos tiempos
en los que su copa asemejaba un árbol de manjares,
jardines de recreo con amplias vistas de sombra
y enormes zonas de cobijo cuando picaba el lorenzo.
"Triste soy, y llorar quisiera,
y como árbol sin ojos aguar no puedo.
Sin embargo, aquí mis restos os quedo
para que hagáis de mí una madriguera."
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Begoña Gamonal |