martes, 24 de agosto de 2010

El parque y las palomas

 

Las palomas no pueden evitar 
arrimarse a tu vera; 
no hay reclamos extras, 
sólo tu canto que expresas 
a través de esos ojos ciegos 
que ven más que los míos 
y esas manos inquietas 
que miran al presente continuo.
Fue ayer que, allí, te ví sentado.
Fue ayer que sentí tu aliento,
arropado por decenas de picos
hambrientos de sentir tu presencia.


Te ví, pero tú no me viste,
alienado entre aves inquietas,
mis ojos buscaban tus labios,
buscaban tu mirada segura,
tu atención entre sombras ajenas
que ocultaban mi mirada lasciva.


No nos miramos. Quizá , sólo quizá,
coincidamos otro día.


                              Nuestro parque





Silencios

 


Días de somnolencia, tranquilos,

presente durmiente a plena luz del día

cuentan las horas, ellas siguen su rumbo.

Acostada, la ausencia de ruido es mi confidente

que no cesa de adularme, no descansa

me acompaña en tiempos, consciente

en los sueños del inconsciente

se apropia de mi presente,

va conmigo de nuestra mano.

Él también escucha, el sonido de sus versos,

la desazón de los suspiros,

la esperanza de mis sueños,

el cupido de tus besos,

el susurro de mis plegarias

y ese sereno alivio

que habita en tu silencio,

nuestro silencio cuando estoy contigo.