Hete aquí el brebaje con el que la Margarita embriaga al sauce:
dos terceras partes de patitas incoloras
y
una tercera parte de disonancia silábica;
el resto, la sal de pequeños roces y miradas divergentes,
la amargura de sus pétalos
y
el hielo para enfriar sus excesos calóricos.
Beber al dorso,
pues la margarita y el sauce son un sorbo de amor:
Mirad sus radiantes y múltiples ojos si no.
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Foto: Begoña Gamonal |