Dejo rendir las horas
al frenesí de la existencia
que deambula entre los descansos.
Dejas marchar con grácil desapego
el amor que fue a buscar tu ser invisible.
El ayer de hoy por el mañana deseo.
Dejo expirar
los soplos de sensaciones
de algunos recuerdos reencontrados.
Dejas ir en aras de la realidad
la pasión de explorarnos los sentidos.
Esas cosas sólo las hacen los cuerdos.