Nada más, tan sólo volver a tu piel
no hay secreto más sencillo que recorrer
nuestro mundo que amerita los sentidos.
Deleznable es el rencor
que arranca el arraigo
surca el aire
y no es capaz de enraizarse.
Recuerdo en mi símbolo acuático
aquel atardecer de inicio de un patito,
esos cisnes vencidos
erguidos en mi espejo.
No me gusta el mar, dijo,
y yo la entiendo.
Un joven cisne nada con un solo remo
y engaña;
reta su recorrido a una sola membrana
y lo hace por saber
que es capaz de prescindir de su pala.
El amor siempre tiene razones para disfrazarse.
A media mañana
el sol brinda su luz de espejo
sobre el que vivir.
El cisne estira sin tapujos su otra membrana.