sábado, 27 de agosto de 2011

Abocado al fracaso, resistiéndose.





En las puntas iluminadas de la noche

respira el cielo en río abierto.



Bordea las nubes una hilera de flores

tejiendo entre sus algodones besos de agua

con las que evaporarse en la alborada

sobre el cuerpo de su amor.



La tierra llora;

en los brazos, su amante

yace secándose.

Me resisto.