Así hubiese definido hace trece años cómo concebir una creación. Así lo entendía antes, ahora no.
La piedra aparece en nuestras manos y se escapa de ellas tratando de evitar ser amputada; la piedra en crudo se escucha y se protege, no quiere ser desnudada porque su tesoro aireado la convierte en trofeo, en imagen, en brillo externo, en ritmo y rima llena de oscuridad interior.
La piedra brota y se muestra como le nace, no podemos quitarle sus astillas porque éstas forman parte de su cuerpo. El único retoque que necesita es aquel que le permite mostrarse y ser entendida conservando entre su piel el sentimiento que irradia su secreto sin ser revelado, contar cómo siente esa parte que de ella no se ve sin rasgarse, sin entallarla, sin pulirla, con sus poros y sus granos, sus contornos irregulares, su dureza, la consistencia que encierra su mundo.
Una reflexión.
Tras 10 años me redescubrí desde otra perspectiva ante tus ojos, volví a tocarte sin transformarte, creé una doble versión, y apenas cuando empezabas tu doble andadura montada en una felina tras más de un dos liberándote, tu colibrí dejó una pluma sobre tu lomo duro y partió. La roca volvió a encerrarse muda sobre sí.
Sin darme cuenta, la transformada fui yo, enamorada sin saberlo de tus plumas de colores.
Per a "Sobre una creación cualquiera, una reflexión" en "Meditaciones y Sentimientos"
http://www.youtube.com/watch?v=E6FjQVKo5J0&feature=youtu.be