Corre la sangre dispuesta a entregarse a su empeño con la santidad de lo voluntario; gota a paso domina en su mente la vida sólo si el remedio se encuentra a su ansiado alcance.
El capricho permutó en adicción, el agua , una excusa para romperse a cántaros clamando atención. Detrás, la necesidad hecha obsesión.