Termita soy,
del sol, agua,
tierra y del aire.
Aquí estoy
y respiro como ser
diminuto y devorador
del sauce.
Porque soy termita,
no me ves,
me camuflo en tus carnes.
Pero estoy,
y tú lo sabes,
me alimento en tus flujos
naturales.
Sólo hay una cosa que no sientes,
ni sabes, hasta hoy:
el día que tú no sueñes no soñaré.
Me acostumbré
a tus lugares comunes,
a tus efluvios, a tus ronquidos,
a tus huidas, a tus múltiples avatares;
el día que tú no sueñes no soñaré.
Me acostumbré
a tus lugares comunes,
a tus efluvios, a tus ronquidos,
a tus huidas, a tus múltiples avatares;
y resulta que no sé si sé,
pero no quiero
vivir sin tu esplendoroso jardín mental
repleto de manjares
y tu maltrecho físico semblante
para unos ojos oscilantes
como los míos.