No sé cuándo me ahogaré;
no es cuestión de medir las brazadas que me quedan,
sino de no callar en mis adentros las que siento.
Por eso, mis manos hablan a labios cosidos
aunque éstos no se abran.
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Begoña Gamonal |
Sin embargo, sé que también existen
labios hambrientos de mar
y sirenas que habitan en ellos;
habrá que dejarse
olear por el viraje del viento.
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Begoña Gamonal |