Hurgándome dentro,
por debajo de las vísceras,
la alegría destripada,
reducida a partículas diminutas
que desean huirme .
No quisiera. Fracaso.
El pálpito desbordante,
y el verso preñado de deseos,
la esperanza de ti.
La esperanza de ti,
una traidora
que por las noches desvela mis sentidos
y me rompe, en temblores delirantes,
versos y preceptos
que alguna vez cantaron a mi orilla
y obvié incorporar a mis olas.
una traidora
que por las noches desvela mis sentidos
y me rompe, en temblores delirantes,
versos y preceptos
que alguna vez cantaron a mi orilla
y obvié incorporar a mis olas.
Del mismo modo que nacen, estallan,
se escapan de mis manos
porque me detestan.
No dan tregua a ser contadas.
Me dicen: "recuerda la deífica araña,
aquella que se metió en tu mar
y te creó las corrientes.".
se escapan de mis manos
porque me detestan.
No dan tregua a ser contadas.
Me dicen: "recuerda la deífica araña,
aquella que se metió en tu mar
y te creó las corrientes.".
Así, con escasas horas de sueño,
elevo mi cuerpo
y pongo mis manos, frustradas
sobre un papel en blanco
abatidas
del embite de la noche.
elevo mi cuerpo
y pongo mis manos, frustradas
sobre un papel en blanco
abatidas
del embite de la noche.
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Revuelto - Foto: B.G.F. |