Desempolvas inacabables miradas que creías
encerradas bajo incontables ácaros
y descubres fichas desbordadas de comentarios
letras de niña, adolescente y mujer madura
con una misma huella en distintas honduras.
Fuera de su momento,
ahora es sólo una mirada la que abre
todos y cada uno de ellos, el instante
en que su mano despertó tu olvido retenido en celulosa.
Porque te sé tu y yo sin tan siquiera pronunciarte
ni hallarte en ninguno de estos libros.