No hay sonidos dentro del tronco,
las plumas besando las ramas
son tiempos de otros.
En nosotros, el plural
lanza sus manos al suelo
y descubre sus callos
ocultos entre ramas
ocultos entre ramas
deshojadas por la zozobra perdida
de antiguos zarandeos de cotorras.
Los picos ya no perforan sus cavernas
para cubrirse del frío.
Cubierta de hojas sin vuelo
guardo mi aliento poético
bajo tus letras dormidas.