Hete aquí el brebaje con el que la Margarita embriaga al sauce:
dos terceras partes de patitas incoloras
y
una tercera parte de disonancia silábica;
el resto, la sal de pequeños roces y miradas divergentes,
la amargura de sus pétalos
y
el hielo para enfriar sus excesos calóricos.
Beber al dorso,
pues la margarita y el sauce son un sorbo de amor:
Mirad sus radiantes y múltiples ojos si no.
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Foto: Begoña Gamonal |
Hola Begoña, no me gustan los cócteles, en ellos cada componente pierde de su original pureza.
ResponderEliminarJuntos si siempre, pero no revueltos.
Un beso y buen finde
Buenas noches, Katy!
ResponderEliminarA mí sí que me gustan, algunos. Y encuentro en la mezcla nuevos sabores, en ocasiones alguno de sus ingredientes más potenciado.
Infinitas miradas de partes que forman un todo, a veces más que un todo, a veces menos.
Besos y buen finde!. Ya está floreciendo todo!.