En un ataque de locura, cegada por la ilusión, le dijo:
“Podríamos soñar? podría formar parte de algún proyecto contigo?”
Nunca el tercer pasado en solitario de ser
llegó al puerto de la ilusión.
Ni siquiera arribó a la orilla.
Ahogada en su marea de palabras fantasía,
vio cómo izabas bandera con lazo de aro a otra causa.
El barco astillado de la esperanza emitía burbujas de aire,
de aire y pena.
Hubo otras naves que a remolque tiraron de su barquichuela,
hubo proyectos improvisados de aparición sorpresa,
más el tuyo nunca nació para ese bote.
Muy pequeño para tu ancla de grandes cascos
donde los sueños pequeños no tienen cabida.
Cuando se tiene mucha ambición se olvida aquello que no esté en camino de ayudar a conseguir el objetivo. No importa cuanto se queda en el camino aunque sea de mayor valía.
ResponderEliminarPuede ser una suerte o no según se mira al fin y al cabo cada uno manejamos nuestra barca como podemos hasta arribar a algún puerto.
Lo importante es llegar aunque sea con algún remo roto.
Bss
Bss
Hola, Katy.
ResponderEliminarBarca de un sueño roto. Más no siendo remo propio el que empuja hacia puerto, qué se puede remar? . Más en mis remos la potestad de aparcar tu bote en la orilla en espera de mejores tiempos.
Tu comentario me ha recordado la canción que no llegó a su puerto en Eurovisión.
besos