Amalia Llorente: Para "Fábula de la palmera y la cotorra - la premonición" en Meditaciones y Sentimientos de Begoña Gamonal Flores
Claude Debussy, Prélude à l'Après-midi d'un faune
Aquella felina que durante un tiempo compartió los mismos
rincones del huraño, sus pasos y gemidos, sus hábitos y quejidos, incluso su
plato y su cocina, su toalla y su bañera.
Al principio , de chiquita, todo eran ronroneos y
carantoñas: su cama era un lecho de plumones que esperaban su tibia acogida en
su pecho, ella era su gatita consentida que él personalmente alimentaba. No le
faltaba ni su rancho de leche diario y fresca ni el permiso de su dueño de
piruetear por encima de sus libros antiguos llenos de historia, reliquias de
valor incalculable; cómo le gustaba pisotear sus tapas gruesas llenas de
polvo!. Sus huellas se adueñaron de la piel del huraño y de sus sábanas,
grabando todas sus pesquisas por la casa.
Y su cuerpo fue creciendo y creciendo. Ya no era tan
divertido saltar por encima de los libros. Cada mañana al irse el huraño a
trabajar, se asomaba al balcón y subía hasta el tejado para explorar nuevos
territorios. Había noches que no volvía a casa del huraño.
El huraño se cansó de ella. Cuanto más mayor se hacía , más
malhumorado y autoritario; su carácter era insoportable; muchas tardes al
volver del trabajo, le esperaba para meterla en la bañera y torturarla con el
cepillo; cuando se acercaba a la habitación, la echaba de malos modos. La
culpaba de todos sus males y la acosaba psicológicamente de las debilidades de
su carácter.
Dicen que los gatos tienen siete vidas. Ella decidió
arriesgarse. Harta de la locura de un huraño que constantemente le repetía que
le debía su vida , decidió lanzarse sin más. Aquella noche la cotorra sintió el salto de
su amiga felina fuera del cuerpo, justo en el momento en que su coraza se
estrelló contra el suelo, desde el balcón de aquel extraño huraño malhumorado
que escribía poesía.
Pesadillas que la rondaban, la Justa tanteando sus sueños, andaba muy cerca.
Una fábula con mucha moraleja. La libertad es arriegada siempre pero es mejor que un platito de comida segura. Pero no todo piensan igual.
ResponderEliminarBss
P.D. Me ha encantado
Más que una moraleja, una premonición. Julio es mal mes para mí, no me trae buenos augurios. Un episodio inspirado en otro episodio imaginado mucho más antiguo, han hecho de esta pesadilla una historia narrada. Y el viejo malhumorado sigue, y la gatita hace años que desapareció: esa también es otra moraleja, más triste.
ResponderEliminarBesos.