lunes, 27 de febrero de 2012

Muere el verde de los sueños.



Cuando día a día muere el verde 

hasta no verse en nosotros. 


No hay huellas en los cabellos 

de las rocas del río 

donde peinarte.


Embalsamada entre los muros

el agua corre moribunda

a ras de cemento.



Lo lograste, mi cotorra sabia:

las alas de mi  pico, zambullidas

en el fondo del cieno bajo tus algas,

aunque mi cuerpo, aparentemente

esté tomándose un baño.





Quedé sola sin puertos ni esperanzas.



2 comentarios:

  1. Muy profundo y profundas estas aguas. Aunque te diré que los baños de lodo son excelentes para revitalizar la piel. Para el alma no tantoMe ha gustado mucho.
    Bss

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  2. Buenas tardes, Katy.

    Hoy amaneciendo temprano....la verdad es que tocaba de pies a roca, resbaladiza.
    Como esta charca artificial de aguas heladas, en baño solitario y con múltiples ojos desde el borde de la orilla cementosa, aquí entre los extremos de este paisaje, el verde lo invade todo menos adentro. Ni rastro del color que afuera rezuma aliento. Que el cieno sólo suavice la piel sin traspasarla sería suficiente, tal vez.

    Besos.

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