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lunes, 15 de noviembre de 2010
Tus dátiles
Cuando me asomé a tu palmera, me miraste desconfiado y temeroso de acercarme demasiado a tu madriguera. Luego decidiste espantarme lanzándome tus dátiles: fallaste el tiro y acabaron estrellándose en el suelo, desperdigados.Las palomas y las hormigas se encargaron del resto.
Qué pensabas, que estabas tú solo en el parque?
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Seguramente no pensó que estaba solo. Pensó en marcar su territorio y fue su forma de advertirte que no te acercaras demasiado:)
ResponderEliminarUn beso
Hola, Katy.
ResponderEliminarNo se me había ocurrido, claro!. Pero erraba, porque sus restos los apartaron del terreno otros animalitos:-).
Me encantan las cotorras, se han convertido en mi obsesión. Los encuentro muy divertidos.
Besos!.
He vuelto y comparto tu gusto por ellas. Yo me crie en Venezuela y alli tuvimos la oportunidad de tener cotorras y papagayos. Son unos animalitos muy entrañables y cercanos. Igual que los loros.
ResponderEliminarUn beso
Kati, me encanta que vuelvas: vuelos con retorno. Qué sería si no este blog, sin comentarios, sin visiones, sin ojos, sin nada..sería la nada.
ResponderEliminarLa verdad, desde mi paréntesis (largo de explicar, quizá en privado), se han convertido en mi obsesión: veo tantas cosas y expreso tantas versiones a través de ellas, que hasta su sonido estridente me recuerda a mi propia voz. Son mis íntimas compañeras, amigas, amarillas, cuando tuve mi paréntesis interior.
Son maravillosas, mis agapurnis. No me importa manifestarlo, creo que no hago daño a nadie por decirlo, son mis propias fantasías.
Besos, Katy!!!. Ésta es tu casa, la de tod@s con respeto. Un honor recibiros, porque ese es mi único e inconmensurable premio: vuestra visión.