Julio Llamazares, "La lluvia amarilla".
Entresijos del corazón rebelados contra el olvido, retenidos en la fragua del rencor no apagado, un revoltijo de retales despegados componen el abrigo del orgullo extraviado cuyas tramas copan su espacio a dentelladas.
Una pantalla de excel de cifras y gráficos irrumpe sobre la mesa apuntalada por lanzas enemigas; una cruz elimina de una palmada su permanencia, brilla el blanco entre dos empalizadas de negras intenciones. Las armas del Dalton dispararon las palabras que otros le acoplaron en su cargador.
Nadie vio su solitaria ejecución, salió a desayunar sin volver a entrar en el corredor.
Amalia Llorente: És per a "Retales
Preciosa foto que reconozco de haberla visto al natural:-) Al menos el muñequito amarillo.
ResponderEliminarLos recuerdos que no por dormidos están olvidados y a veces la herida vuelve a sangrar hasta que un dí deje de hacerlo definitivamente. Entonces estará curado.
Bss
buenos días, Katy.
EliminarSí, va repetida. Leyendo este libro, pensé en todas esas grietas que uno tiene calladas en la piel e imperceptibles, hasta que un día algo provoca que ese sentimiento se vuelva a reavivar. Éste fue una de tantas de esas grietas que todos portamos el resto de nuestra vida. Reconozco que me gusta narrarla de este modo, me resulta más pequeña:P.
Besos.