El dolor también muere.
Su tumba es un nido de flores
de las que sólo recordamos su aroma
cuando aún sus púas no nos pinchaban.
Por eso en su lápida de memoria
yacen sus pétalos arraigados
sin haber sido deshojados adentro.
Distinto hubiera sido
vivir toda su historia junto a él
sin obviar los momentos marchitos.
Es cierto ya lo creo que muere como dolor pero nunca como recuerdo.
ResponderEliminarMe sugiere muchas cosas porque le encuentos muchas lecturas diferentes, positivas, negativas, algín parrafo me trae recuerdos, algunos hasta hermosos.
Breve pero intenso como ese aroma de las flores.
Bss
Lo más bonito es traerte recuerdos, Katy. No sabría decir hasta qué punto una flor deshojada no es bella, si ésta ha vivido. Al releerlo y leer tu comentario, hoy le asigno otra lectura.
ResponderEliminarBesos.
Claro que es bella. Ha vivido, ha sentido las manos de alguíen que la ha deseado y sostenido entre las manos y sentido en el cocorazón. Si ha dolido es que antes fue intenso.
EliminarBss
El dolor hay que vivirlo y superarlo. A eso nadie puede enseñarnos. La vida es dual y dicotómica, aunque me queda claro que en nosotros mismos hay una parte importante que dictamina en qué sentido debemos tomarnos esos momentos: nadie se pregunta porqué en los países donde no tienen nada (mayoritarios), la gente en ocasiones es más feliz y tiene menos depresiones y trastornos mentales que en los países desarrollados: en estos últimos están demasiado ocupados en sobrevivir cada minuto presente como para preocuparse de otros menesteres.
ResponderEliminarHoy se me ha ido la vena por ahí, el pensamiento es una caja de sorpresas.
Besos.