miércoles, 28 de noviembre de 2012

Desolado mirlo blanco con plumas a punto de disecarse.



No es el rostro más amable
aquel marcado por la desgracia accidental
de una dicha maltrecha
tan real como premonitoria
de circunstancias adversas
que truncan una vida
hacia las sobras de la subsistencia
precaria y desfigurada.
Tu semblante, infausta paloma
muestra a fuego lento el daño
como esencia de la vida.

Hoy no te he visto vagar por la acera.

Afecta por tu faz
no puedo darte la espalda
ni apretar el gatillo de tu alivio
que te lleve al Edén de la calma;
tu sangre dejaría en mis latidos
algo más que compasión por tu infortunio.
Esa sangre en mis manos,
derramaría en mi conciencia
tu imagen,
un desolado mirlo blanco 
con plumas a punto de disecarse.

Desde ayer no te veo vagar por la acera.







6 comentarios:

  1. Triste, tristísimo y bastante pesimista. Prefiero no pensar.
    Te dejo un cálido abrazo y que el fin ¡de de mes y semana sean para ti motivo de alegría.
    Bss

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  2. Gracias, Begoña, por tus cálidas palabras. Visitar tu blog es sumergirse en un mar de sensibilidad...

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  3. Hola, Katy.

    Triste, y real. Me conmovió. Me tropecé con ella cuando el sol alumbraba el mediodía en un refilón de la pared de la fábrica. Enseguida vi que tenía algo raro, pensé que era suciedad, pero al acercarme más vi la magnitud de su tragedia. Al día siguiente me la volví a encontrar, en el mismo sitio, y decidí inmortalizarla para sacar de mis adentros el dolor que sentí al verla y para sacar mi dolor. La volví a ver un tercer día, en la acera de enfrente, andando (había bajado del escalón de la pared). No podía apenas moverse, no me acerqué demasiado para no forzarla, bastante arrastraba con lo suyo. No la he vuelto a ver, estoy segura que ha pasado a otro estado de vida, al descanso eterno. Algo vi en ella que me sentí identificada, aunque compararse a un daño tan brutal es un sacrilegio para con el suyo, todos llevamos nuestro dolor.
    Me recuerda lo cruel que es vivir, no dudo que tenga su parte bella, pero podría ahorrarnos prolongar momentos agónicos más allá de un instante.

    Besos.

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    Respuestas
    1. Tremendo, me di cuenta y por eso no quise pensar más. Pobrecita. Pero la vida tiene esto de negativo, el sufrimiento y el dolor.
      Bss Begoña, un millón de gracias por tu cálida felicitación. Y no estés triste.

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    2. Debemos tenerlo en cuenta.
      Vivimos en una economía capitalista donde la felicidad se basa en el consumo y la posesión de bienes. Las personas también somos bienes, diría que el bien más preciado para ese don llamado felicidad. Pero nos perdemos entre ostentaciones, egolatrías y reconocimientos externos. La generosidad brilla por su extrema ausencia. En esta sociedad está prohibida la tristeza, el suicidio no existe hasta tal punto que los familiares de un suicidado lo ocultan porque está mal visto, lo feo no existe. Pero está ahí, convive con nosotros a diario. Darle la espalda, ignorarlo, es sencillo, es lo que la mayoría de los que somos trabajadores de clase media-baja o clase baja vivimos, y nos parece una postura natural hacer con todo lo que nos rodea lo mismo que hacen con nosotros. Pues no. Que existan y abunden los miserables no significa que yo sea miserable, por eso me gusta mostrar lo que nos rodea sin preámbulos.

      Besos.

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  4. Buenos días, Antonio.

    Gracias a ti por tu paso por esta pequeña casita digital.
    Reconozco que no vivo el mejor momento,
    son los vaivenes del mar de la vida
    que algunas veces te arrastra hacia el fondo
    y otras hacia la orilla.
    Para sensibilidad, generosidad y alma tus versos maestros. Da gusto poderlos compartir gratuitamente por toda la esfera terrestre.

    Es maravilloso contar con tus huellas en mi jardín. Un golpe de ánimo al declive de la inspiración.

    Un abrazo.

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