Y se nos marchita la vida, mientras las palabras siguen colgadas por sus aristas, debilitadas por otras atropellantes sin rienda que inundan el cielo con sus partículas incoloras, inodoras, silenciosamente mortíferas.
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| Foto: Begoña Gamonal |
Hoy tus versos son tristes, como triste es el panorama que internacional que estamos viviendo. Tal vez no haya sido tu intención o si, pero lo interpreto en clave del país del Sol Naciente. Aunque también a veces las palabras matan.
ResponderEliminarUn beso
Katy, no te equivocas. En absoluto.
ResponderEliminarNo se puede disimular un estado de ánimo aunque intentemos disfrazarlo. Hay gente que se escandaliza, sólo tienen derecho a expresar malestar y tristeza ellos, y les molesta soberanamente que lo hagan los demás. Por eso es implícito, no explícito, en este texto. Y quien quiera que opine.
Tampoco se puede hablar demasiado, desgraciadamente habrá que esperar unos días para que se vea la siembra de lo sembrado por la humanidad. Y digo desgraciadamente porque no hay cosa que me causase más felicidad que equivocarme, esta vez. Aún así no se puede demostrar lo que uno piensa porque te llaman catastrofista o manipulador. Los datos son los que son y que por cierto, no sabemos porque no nos lo dicen con cierta lógica para evitar el caos. Pero están. Y como es mi blog, creo que estoy en mi derecho de demostrar mi miedo. No es un miedo por mis propiedades evidentemente.
Besos.
Impresionante metáfora. Son tiempos difíciles y aciertas con tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Buenos días, Alejandro.
ResponderEliminarTristes palabras, y tétricas partículas que no se perciben ni se huelen ni se ven, y no por ello son menos mortíferas si no más.
También debe expresarse, todo es válido siempre que se trate con respeto.
Besos.