A veces,
se me cruzan trozos de memoria
recuerdos de agua y colores,
un salto de semáforo
que cruza tu espacio
y arriba a tu silencio.
Y entonces valoro abrir los ojos
sin estrellas enredándome las sienes
con la mente fiel a la cordura
en continuas cavilaciones
y el deseo de un café con azúcar
pellizcado entre mis labios;
o tal vez no.
También celebro
el momento de momentos
que no veré en mi horizonte
pero serán por ti vividos
y todos esos otros que hoy compartimos
que no disfrutaremos juntas.
No lo niego, me hubiese gustado
haber sido más que un grito
rebotando en mis oídos,
aunque a veces, algunas veces,
sólo hay lugar para la ausencia de sonido
y el logro de tener la cabeza despejada.
No se muy bien por qué me identifico con estos versos, que me parecen una mezcla de pasado presente y futuro. Deseos de comunicar, de callar de silencio. Me llega aunque tal vez no tenga este sentido.
ResponderEliminarBss
De todo un poco, Katy. Tuve varios días con mucho dolor de cabeza; en esos momentos, sólo un sentimiento prevalece frente a todo: las ganas de que se pase, de volver a tener la cabeza despejada. Cuando suele pasarme, valoro lo importante que es encontrarse bien y lúcido por encima de todo lo demás, como si la vida sólo tuviese sentido si uno tiene los sentidos en condiciones para disfrutarla. Y seguramente, no me equivoco mucho.
EliminarSe lo que es eso. Padezco de migrañas y voy con la pastilla a todos los lados . Cuando duele lo demás no existe, solo el deseo de que pase.
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