lunes, 11 de marzo de 2013

De una rama de cerezo



Ayer vi la sonrisa de la felicidad
partirse en muecas de engaño, robo y desfalco democrático.
Pero no es la corrupta realidad de esas manos 
sin fondo de saciedad en continua usurpa de lo ajeno 
la flor de la ilusión,
ni la desgracia posada en nuestras pieles. 
No es nada de eso, no,
ni tampoco la fantasiosa quimera al encuentro de su anhelo.

Es tocar tu clavicordio aunque nunca he visto ninguno,
vivirse en tus recuerdos como otro,
verse en tus arrollos de sensaciones,
ser en tu historia, encontrarse 
como quien nace de una rama de cerezo.
Hasta merece la pena,
y los cerezos ni se inmutan.
De tupidos bermellones sus cabellos 
cubren las ramas de antojos en rubores.
Ojos cerezos de largas pestañas 
en voluptuosa abertura de diafragma
poblando las copas de los árboles.


Si la madre naturaleza se despliega 
con un arsenal de brotes sonrosados de luz, 
y si también es capaz de abrirse paso 
en la oscuridad de la grieta con mano firme y profunda,
entonces por qué no experimentarse como árbol 
del que destrepan retoños 
al mínimo roce de riego por las nubes y el sol?


2 comentarios:

  1. No es perder la felicidad que hace daño…es sentir la falta de lo que ya no tienes…"encontrarse con quien nace de una rama de cerezo...Y los cerezos ni se inmutan" Precioso poema Begoña…ser árbol y ser besado por las nubes y el sol. Exquisito poema!!!
    Abrazos y buena semana.

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    Respuestas
    1. Buenas tardes, Ceciely.

      Y disculpa mi demora en contestarte.
      A veces no se necesita mucho más que experimentarse como el otro. Son seres vivos como nosotros.
      Si nos fijásemos en todo aquello que nos aporta y apartásemos todo aquello que sólo nos hace sufrir, viviríamos mucho más felices.

      Besos.

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