Mi niña marina,
me pregunto si el mar te trata bien.
Echo de menos tu agua para compartir
nuestro oleaje
donde nuestros quebrantos
se difunden con las rocas del acantilado.
Dormir en tus olas de gaviota.
Sentir
que el viento brinda al horizonte
su manto de aire
para volar al infinito del océano.
En el fondo de tu piel hay vida,
allí te hallas
alimento de fe en colores para peces,
dándote.
Aunque nadie nos cree,
ni nos importa que así sea.
Las gaviotas para mi siempre han sinónimo de libertad. Y el mar nunca trata mal. Aveces nos ahoga pero es es cuestión del destino.
ResponderEliminarLo verdaderamente importante es lo que tu creas.
Y todo lo demás rizar el rizo.
Bss
Buenos días, Katy.
ResponderEliminarEn mi caso su canto me recuerda las mañanas del amanecer rumbo al trabajo; se cruzaban muchas sobre mí.
Cuanto más tiempo pasa, más fuerza cobra la peor versión de los hechos. Pero para mí sigue siendo un viaje voluntario, una huida como el de las gaviotas que se adentraban en la ciudad al amanecer mientras hablábamos.
Besos.
"Echo de menos tu agua para compartir nuestro oleaje
Eliminardonde nuestros quebrantos se difunden con las rocas del acantilado".
Precioso
Bss
Sabía que conocer el trasfondo de esta creación te gustaría, Katy.
ResponderEliminarY me quedo con tu palabra: libertad. Ella es libre.
Besos.