vio tus ojos abiertos por última vez.
Quién sabe si en ellos aparecieron
esos seres que formaban tu rito de despedida:
Dicen que allí no entró ningún pájaro negro
para llevarte en sus patas de la cama,
y cruzar el cielo de vida, al otro lado,
ese lugar que casi todos tememos
y nadie sabe qué espacio ocupa
ni el que nosotros ocuparemos.
Cruzaste el mar sin alas negras,
y un pájaro blanco quiso cruzarse
con una de tus almas más queridas
el día de tu pasaje definitivo.
Atrás quedó casi un siglo caminando
con lo puesto, y lo más importante,
a cuestas. Del mismo modo, te alejas
y te quedas aquí adentro,con nosotros,
con el cuerpo lleno de amor y penas
y las manos, ligeras de equipaje.
Un maravilloso poema,con mucho sentimiento realmente me ha emocionado refleja con sus palabras lo que nos transmite un final.las fotos niqueladas.Pecioso.Besos cariño.JUANI
ResponderEliminarBegoña cada día me emocionas más.
ResponderEliminar¿De veras crees que habrá visto a todas esas personitas queridas igual que nosotros le vemos a él?, es una manera muy hermosa de cruzar el puente, querida. Vaya... en realidad no sé muy bien qué decirte...
Gracias :)
Buenas noches, Tita!
ResponderEliminarDespués de hablar por teléfono, algo más quedó:-). No sabía lo de los tres pájaros (por qué tres?)...
Sé que no he explicado nada de lo que fue, de la acción transcurrida en ese casi un siglo, ni las penurias y alegrías que envolvieron un alma tan querida para nosotras y que tanto nos toca en todos los sentidos, entre ellos el de nuestra propia vida.
Las rosas, las cogí de allí, quise ponerlas junto al cofre de mi padre, ya sabes, ese que mi madre conservaba y que yo ahora debo dar paz cuando pueda. (le cambié la envoltura, cuestión pura de imagen). La foto, fue algo espontáneo que pensé e hice sin pensar, a veces las cosas que uno hace sin darle muchas vueltas son las más acertadas.
Como te he comentado por fono, el pájaro blanco (no era una paloma), precioso, majestuoso, se puso al lado de la Alicia sin que ella se percatase; yo se lo comenté. No creo en las casualidades.
Cuando cruzamos la línea, todos vamos ligeros de equipaje, y cargadísimos con todas nuestras cargas de la vida, que no son pocas.
Un fuerte beso, tita.
Buenas noches, Emperatriz!
ResponderEliminarEste poema, describe el momento final en que despedí a mi abuelita, la única que me quedaba viva, la madre de mi mamá, Matilde.
No soy creyente en absoluto (soy atea), aunque respeto, pero sí estoy convencida de que en ese momento, sus almas queridas estaban allí, tanto las que todavía no hemos traspasado el umbral, como las que ya lo hicieron.
No digas nada, preciosa, tu presencia ya dice mucho. Con que te haya transmitido algo bello, aún dentro del difícil momento que significa abandonar la vida (tan dura como llegar a ella, me consta que nacer es bastante duro), es suficiente. A fin de cuentas, creo que la única finalidad que podemos desde nuestros dedos transmitir, es grabar esos momentos como permanentes, fuera de tiempo, atemporales. Lo que sentimos por ellos es atemporal de hecho, mientras vivamos ellos formarán parte de nuestra memoria. En este caso, además, forma parte de mi propio cuerpo, de mi adn.
Besos.
Hola Begoña, todos cruzaremos ese umbral tarde o temprano. Los seres queridos se van y los no queridos también. Los primeros dejan una huella perenne en nuestra mente y corazón y a los otros los tapa la piedra o las cenizas del olvido. Y como bien dices nos iremos si nada con la manos llenas o vacías según hayamos sembrado mientras estábamos aquí.
ResponderEliminarA través de tus versos adivino que ella sembró en tu corazón y tu guardarás su recuerdo.
Bss
Buenos dias Bego,yo tampoco creo en las casualidades,todo sucede por algo,los tres pajaros creo que eran:el que iba delante mi padre y detras iban la pepi y el manuel,fue increible ver como bordearon la entrada del hospital y se posaron los tres en azotea y ahi se quedaron.Tal vez vinieron a buscarla.Fue una hora antes de su marcha,la que tu viste seguro era la Mati.Besos.
ResponderEliminarHola Begoña. Espero que estés bien. Mi deseo es que pases un feliz domingo. Cuidate
ResponderEliminarBss
Buenas noches, Katy.
ResponderEliminarHas adivinado bien: mi abuelita sufrió mucho, tuvo una vida difícil; ella hizo dentro de su dificultad, que no fuese excesivamente desgastada. Conozco testimonios de primera mano que fueron de caracteres más sacrificados, y su premio ha sido no llegar a la senectud, con eso lo digo todo:-).
Lo sigo repitiendo: la única justicia en la vida, es la muerte. A todos, sin ninguna excepción, nos llega, ricos y pobres, buenos y malos. Ahí no hay diferencias.
Ella, mi Mati, como mi Adela (mi madre), son mi adn. Siempre causa dolor despedir a una persona a la que quieres y estimas, por eso uno intenta justificar su marcha temporal (hasta que nosotros desaparezcamos como ellos) pensando que , de un modo u otro, han vivido momentos felices. Porque nada quiere uno más que pensar que no sólo han sufrido, sino que también han amado y, ante todo, han tenido momentos felices.
Besos.