Si me preguntas por aquel sauce del jardín, te diré
que sus raíces son perennes.
La tierra y las hierbas, flores y matorrales
le hicieron una grieta a medida
donde posar sus tristes carnes escamadas,
sus muñones carcomidos, su piel herida,
sus venas rotas y entumecidas.
Atrás quedaron aquellos tiempos
en los que su copa asemejaba un árbol de manjares,
jardines de recreo con amplias vistas de sombra
y enormes zonas de cobijo cuando picaba el lorenzo.
"Triste soy, y llorar quisiera,
y como árbol sin ojos aguar no puedo.
Sin embargo, aquí mis restos os quedo
para que hagáis de mí una madriguera."
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Begoña Gamonal |
Mi querida Begoña al margen de lo bien escrito que se da por hecho, me ha invadido la tristeza de pensar en la simbología de este árbol, tan conocido en la mitología, como en la medicina. Según por dónde se tome no suele ser presagio de sentimientos optimistas.
ResponderEliminarEs símbolo sin embargo de la pureza y por ahí quiero inclinarme, pero tus palabras me llevan inevitablemente a la resignación, a la tristeza y a la melancolía.
Si hay que llorar se llora y si hay que dar cobijo se da, tu última estrofa es todo un signo de gran generosidad
Un beso.
Buenos días, Katy.
ResponderEliminarEs que no es alegre. El Sauce es uno de los árboles que mejor lució en mi jardín. Fue tan bello como invasor para un jardín reducido, de modo que, tras expandirse en exceso hasta el punto de levantar el cemento y casi llegar a otra parcela ajena, nos vimos forzados a "podarlo", de tal forma que al final , mal podado, se secó, y recientemente hubo que cortar el tronco podrido lleno de gusanos que estaba a punto de volcarse y hacer quizá algún daño ajeno. A pesar de ello, como ves en la foto (no se aprecia bien, ya sacaré otra donde se vea mejor), sus extensas y grandes raíces permanecen en el subsuelo. Da pena, sí, a mí me da mucho reparo.
Se me ocurrió que quizá su hueco serviría (y seguro que así es) para cobijar otras vidas. Obviamente, un nido de cotorras o de pájaros difícilmente al ser bajo suelo, pero para eso es la poesía y la narrativa, para desplegar la imaginación:-).
Besos.
Leyendo tu comentario deduzco que los tiros no van poro ahí, de cualquier forma:
ResponderEliminarCada luchador, cada vida (ajena y propia) entabla raíces, que el tiempo (siempre tan magnánime) poco a poco va marchitando; cómo árbol deshojado en otoño.
Pero un luchador, querida Begoña, un luchador nunca llega a rendirse del todo, y ni el tiempo, ni el frío, ni el dolor pueden hacer, que un acto de valentía, aunque efímero, perezca del todo.
No todo lo que brilla es oro y desde luego, el valor no es brillante, sin embargo su recuerdo nos inunda con una cálida luz.
Hermoso poema, que de una manera inesperada, me ha recordado a la lucha por el día a día y el vivir.
Como sauce llorón, nuestra vida se expande, hasta (como ocurrió en tu jardín) llegar al punto de inflexión.
Besazosss cuídate
Buenas tardes, Emperatriz!
ResponderEliminarSi hay algo que empieza a gustarme casi tanto o más que mis creaciones, son vuestros comentarios. Cómo disfruto con ellos, leyendo vuestra visión.
Tu visión me encanta. La vida es lucha en el día a día, superar los obstáculos, y hasta en el peor de los casos, pobre árbol caído de la gloria al destierro en la tierra, siempre se encuentra su razón de ser. En este caso, el deseo de las raíces, que son perennes (eso es un hecho real, jejeje,no hay quien las "arranque"), de ser útil en algo tan bello como dar cobijo a los pájaros, o , si me apuras, a los gusanos o termitas (bueno, estas últimas no, que lo devoran del todo).
El Sauce Llorón de mi jardín es un auténtico luchador, con madera de acero. Mira, me estás inspirando unas letritas:
Sauce llorón,
posees pies de acero,
raíz de caramelo,
eres crisol de la ilusión.
Besos.
Hola Begoña,
ResponderEliminarEstás creando escuela de creadores, artífices de la palabra, jeje. Ojalá pudiera escribir como tu, tan bello, tan finas palabra, forjando sentimientos y agitando emociones.
Aquí dejo mi pequeña aportación, una ovación para el arrojo del sauce caído:
El escarabajo sube penitentemente por su rama inclinada, lamiendo la savia que supura por su frágil membrana. Ante la hostil y agresiva existencia se aferra a la actividad que subyace en la tierra.
Por favor, Rosa, que nos dejas en evidencia, no seas tan humilde!(jijiji).
ResponderEliminarMe dejas esa frase para que todos la vean? sabes? ahora tenía una discusión respecto a qué es arte. Arte es fama? no. Arte es dinero? no. Qué es arte? tú crees que los primeros pintores de la historia pintaron en las cuevas de Altamira pensando en que iban a cobrar "dinero" o trueque por ello? no. Lo hicieron , seguramente, para que se viera, para que otros supieran de sus costumbres, o simplemente porque les gustaba grabar dibujos en las paredes. A veces las cosas son más simples de lo que parecen.
Así que, con todo este discurso, y con tu permiso, me llevo este estupendo poema a la portada del blog.
Besos. Y no dejes de escribir. Nos vemos en ocho días:-).
Oh Begoña,
ResponderEliminarPor supuesto, amo las palabras. Escrupulosamente. Me parecen extremadamente bellas. A veces deseo escribir de otra manera, pero me siento incapaz. Tengo un estilo, que parece bien definido. Terco, no puedo esquivarlo. Me gusta mucho como escribes. Me parece muy comunicativo, no te subvalores. Besos.
Rosa, de terco nada; a mí también me gusta tu estilo, tu registro, inteligente, cuidado y enriquecido. Todos tenemos el nuestro, nuestra huella digital. Así que sigamos escribiendo!
ResponderEliminarBesos.
Qué más da si algo parece triste, pero no lo es.
ResponderEliminarSí es hermoso e inspira fábulas tan amablemente bellas, que nos hace viajar repentinamente a un mundo imaginario y real a la vez.
:-)
Buenos días, Alejandro.
ResponderEliminarSe me pasó este comentario en su día!. Mira que sabes que me gusta responderlos todos...
La literatura nos ayuda y nos enseña. Nos libera y nos motiva. Las fábulas enseñan, hasta las más crueles llevan implícito algún mensaje. Viajar sin moverse de la silla es maravilloso, y esta tecnología posibilita que pueda comunicarme al instante contigo y con más personas a la vez como si estuviéseis aquí sentados a mi lado. Gran invento.
Besos.