jueves, 28 de abril de 2011

Las termitas del sauce

Termita soy,
del sol, agua,
tierra y del aire.


Aquí estoy
y respiro como ser
diminuto y devorador
del sauce.

Porque soy termita,
no me ves,
me camuflo en tus carnes.

Pero estoy,
y tú lo sabes,
me alimento en tus flujos
naturales.

Sólo hay una cosa que no sientes,
ni sabes, hasta hoy:
el día que tú no sueñes no soñaré.
Me acostumbré
a tus lugares comunes,
a tus efluvios, a tus ronquidos,
a tus huidas, a tus múltiples avatares;

y resulta que no sé si sé,
pero no quiero
vivir sin tu esplendoroso jardín mental
repleto de manjares
y tu maltrecho físico semblante
para unos ojos oscilantes
como los míos.


miércoles, 27 de abril de 2011

Fábula de la cotorra y la palmera- El sueño renace




Y el sueño renació. Una mañana cualquiera del mes de abril, los bordes del marco de nuestros ojos empezaron a salpicarse de colores; colores que dibujaron un parque; un parque donde una vez hubo cotorras y una palmera (o varias). Y la cotorra apareció. Como nacida de un letargo invisible y oculto a sus ojos, le picaban sus alas algo rígidas, desacostumbradas a sentir el frescor del viento, la furia del sol y la humedad de la noche. El parque también había cambiado ligeramente: los árboles estaban vestidos de hojas y flores, los matorrales cubiertos de visitantes que de un lado a otro transportaban en sus patitas partículas que brillaban como el oro y se sumergían en las flores como si se tratase de su hogar, la hierba era fuerte y radiante, y el suelo estaba cubierto de pétalos de color violeta.


Y allí estaba su palmera, altanera y afable, como si nunca se hubiese movido de allí. Al ojear el nido, se encontró una cotorra a  la que pocas veces había hablado. La cotorra era más joven que ella, pero tenía el pico ajado y la barbilla subida; la cotorra ajada la miró retrospectiva y le dijo que tenía buenas noticias para ella: ya podía buscarse otra madriguera, aquella había sido ocupada en su ausencia por otra cotorra que había agasajado a las cotorras de los nidos colindantes con sus alas tropicales y sus tonos de piel más tostados. La cotorra encajó bien aquellas palabras cargadas de malos vientos, ella sabía que no podía luchar contra ello y debía buscarse otro nido. No la dejaron ni saludar a sus amigas, más ella supo que no debía tampoco acercarse a ellas, ya que la cotorra ajada y su fiel amiga del pico amarillo envejecido de hiel estaban expectantes por saber cuál de las cotorras no estaba de acuerdo con su decisión.


Ay, cotorra!. Ahora hay que volver de nuevo a buscar nido!.Improvisar no entraba en estos momentos en sus planes, y eso hizo que fuese algo más difícil la adaptación. Hizo su equipaje, y aún tuvo un pequeño percance antes de poder atar sus cuatro bayas y sus ramitas que tiernamente le habían acompañado, pues los anfitriones de su desahucio no le habían facilitado todo su bagaje para alargar unos días su sufrimiento. Una vez logrados sus tesoros, ató sus bártulos y dió media vuelta sin mirar atrás. Sin embargo, poco tardaría en volver a verlos.


Durante un tiempo meditó, anduvo atolondrada dando saltitos de un lado a otro, desorientada y a su vez maravillada de disfrutar de todos esos elementos que durante tanto tiempo le habían estado ocultos, fue un descubrimiento inesperado, la primavera y sus manifestaciones  de júbilo.

De pronto, escuchó una voz que le resultaba conocida: su amigo la cotorra sabia estaba cotorreando con más cotorras. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría, y a la vez de temor. Se cuestionó muchas preguntas en pocos segundos antes de que él la viera : ¿y si no me reconoce?¿y si ha cambiado y no querrá cantar conmigo?. Sus temores fueron infundados: la cotorra sabia se puso tan contenta al verla, que las otras cotorras , viendo que era una persona  muy estimada por el sabio, vinieron corriendo a darle la bienvenida. Sorprendida y confusa, rompió en plumas que se unieron a los pétalos de las flores esparcidas por el suelo. Al ver el espectáculo de graznidos y colores, las cotorras de la palmera de la que había sido expulsada salieron a vichear qué sucedía.


La cotorra sabia la abrazó, la abrazó como nunca antes había abrazado a uno de sus semejantes, y la cotorra le extendió sus alas y lo besó bajo su manto de plumas......


La historia continúa, seguirá..........


Beso de dos cotorras- Foto: Begoña Gamonal

domingo, 24 de abril de 2011

Ella te ve

Con la boca caída y la barbilla húmeda,
balbuceas sobre su espíritu
como si estuviera compartiendo
nuestros pasos por el patio.



Clamas su nombre,
él,
y me pregunto
si no será una broma del delirio
poner su hálito en tus labios
tomando asiento en tus ojos salidos
de fondo hundido y pupila prominente.

Me siento bien si no te siento en soledad.
A fin de cuentas,
soy el resultado de vuestro binomio.



Espino albar(Crataegus monogyna) Foto: Begoña Gamonal



miércoles, 20 de abril de 2011

Geranio Rosa

Geranio Rosa. Foto: Begoña Gamonal

Rendirse a la voluptuosa luz que atrapas pensativa,
Y nadar en tus trazos
que alejan las penumbras
Como si nunca hubiesen dormido en nosotros.
Dame una tregua,
Déjame perderme en tu interior
hasta irradiarme de tu alegría,
Amor,

martes, 19 de abril de 2011

4 estaciones versión menor


Vista de otoño,
despertar de cotorras
en nuestros árboles.

Invierno seco;
la sinceridad cae
como las hojas.

En primavera
se disfrazan las tramas;
colores ácidos.

El tiempo viste
la verdad de verano;
sin florituras.



Foto: Begoña Gamonal

domingo, 17 de abril de 2011

En la duda




Coto,
no sé si vuelves o si estás
adherido a esa corteza
remanente del sauce,
o vuelas pasos cortos
dentro de la palmera.

No creeré en tu aparición
mientras tu canto siga oculto
a mis oídos.
Quizá sea un mensaje
y no sé comprenderlo
con mis antenas quebradas.

En la dubitación del olvido me asiento.


Foto: Begoña Gamonal

viernes, 15 de abril de 2011

De tí, por, aunque

De tí, asimilé sin inculcarme

que la margarita vive de por sí,

y es más feliz con

aunque no depende del sauce.


De él también aprendió

a desaprender sin rencor,

sobrevivir sin hablar

pero sin hablarse por.


A no dolerse por ver

y no ser vista sin más,

hacer lo que quiere hacer,

no estar donde está de más.


Porque la margarita es más feliz con

aunque no depende del sauce.
 
 

Arbol del amor en campo de amapolas- Foto: Begoña Gamonal

miércoles, 13 de abril de 2011

A libre puerto

Yo no sé qué inquietud ahoga

este pálpito descontrolado

que ni de día ni en sueños

me deja reposar sin saltos.

Mas sé de un sentir oculto

que descubierto aflora

en devenires inciertos

arraigados en las olas

surcadas en vendavales

desde principios de julio:

Barco de arrojo, seguro

de llegar a libre puerto,

pues de tu puerta origen

partió a ritmo sereno.
 
Contigo. Sin documentos
 
ni amarras a fijo destino.
 
 


Foto: Begoña Gamonal


martes, 12 de abril de 2011

Si o no

Una tras otra, tus patitas

pueden ser visibles tan sólo en polvo

que el aire esparce sobre nos,

como las miguitas que dejan

los pájaros a sus polluelos

para no desviarse del camino.

 

Del mismo modo,

van saliendo las ideas del tronco

como hojas que acunan las margaritas del sauce,

y no sé si será el sí o será el no

cuando se trata de tu irse o quedarse

entre las ramas de mi amor

de esta sofocante primavera de sol.

Una sospecha intuitiva. Quédate.


Foto: Begoña Gamonal

 

domingo, 10 de abril de 2011

La mentonera en tus extremos

Poco a decir que no lo diga todo de por sí que esa marca de tus acordes en mi cuello, y la vibración de esta caja torácica que guarece los susurros de tus dedos hechos labios.


Tulipa "Parade" - Foto: Begoña Gamonal
 Y a pesar de los batientes, presagio notas de rojos lagrimales y cortos soles.

viernes, 8 de abril de 2011

Y la flor se abrió

Tulipa "Artist". Foto: Begoña Gamonal

Un pétalo de agua,
una gota de flor,
un verso de tus labios,
un fruto de un amor.


http://t.co/BjLPvFh - @llorentea - Dedicatoria a Amalia Llorente.


miércoles, 6 de abril de 2011

En el camino, tu arco iris


Porque una noche del tres dos vueltas atrás, salí con el verde en la mano, un sendero de gran recorrido a estrenar y un amarillo brillante que amar.

Al transcurrir de estaciones, el amarillo mutó a marrón salpicado por un rojo sangre; cayeron los frutos junto a las hojas de los árboles, anunciando un otoño ocre. El verde se fundió en un blanco mate que a veces mutaba a gris ceniza; más mis labios esparcieron los rescoldos abrumada por el fuego.

Un día, una carta arco iris vestida de melodía llegó a mis manos recordándome que había iniciado un viaje y debía continuar, ligera de equipaje, hasta encontrar las flores de mis anhelos.

Hoy, un extenso grupo de margaritas besan las venas del sauce, inyectándole sueños de amor en su torrente sanguíneo.



Foto: Begoña Gamonal

domingo, 3 de abril de 2011

Si alguna vez el rojo fue dolor.

Tu naturaleza.

La primavera se esparce y eclosiona sus huesos de terciopelo
en hojas violeta;

le acompañan tus frutos que cubren con su pelaje los árboles desnudos.

Tus nuevos brotes estrenan sus puntas adornando la madre naturaleza.


Tú conmigo.

Mi boca sedienta arranca de tu boca un beso atrapado en mis versos,
pintado de orquídeas color magenta, macerado con tu alegre
trino.
Tu esencia reverberada en la cutícula de los frutos que devoro con mimo.

 

Porque si alguna vez esta flor fue dolor, hoy es amor.
 

Flordeldolor (figurado). Foto: Begoña Gamonal

 

viernes, 1 de abril de 2011

Libar tus sueños.


En tus versos me sumerjo en un baño de pasión
a libar tus sueños
para esparcir tu amor impregnado en mis antenas.



Foto: Begoña Gamonal